La vejez es una palabra que nos causa a veces tristeza y hasta cierto modo miedo, pero no debe ser así y me explico. La vejez representa una etapa de la vida marcada por pérdidas físicas mayormente, que determinan unos cambios, que requieren unos ajustes. Muchas personas generalmente maduras afirman, que si bien es cierto que se pierden habilidades físicas, también es cierto que se gana sabiduría, experiencia y capacidad para valorar la vida y por tanto disfrutarla de una forma distinta. En la naturaleza todo cambia continuamente. Esta es una de las leyes naturales más evidente. ¿Conoces algo que sea inmutable, qué no cambia? Algunas cosas cambian lentamente, que da la sensación de ser eternal. El cambio de la vejez es clave. Si sustituimos las pérdidas propias de la vejez con ganancias, esto es, añadir valor a nuestra persona, a lo largo de la vida, llegaremos a viejos con un sentido de satisfacción que reducirá el temor a la vejez y a la muerte. La vejez que sigue a una vida inerte, estéril, sin cambios, sin ganancias, resultará frustrante y con el sabor amargo que dejan las tareas inclusas. En las postrimerías de la vida debemos precipitar el cambio, no importa que sea pequeño.
La edad Adulta Tardía o Vejez comienza a los 65 años aproximadamente y se caracteriza por un declive gradual del funcionamiento de todos los sistemas corporales. Según Erickson en la vejez la persona pasa por la crisis final de integridad vs. desesperación, la cual finaliza con la virtud de la sabiduría. Constituye la culminación de la resolución triunfante de las siete crisis previas. Las relaciones son muy importantes para los ancianos, la familia es aún la fuente primaria de apoyo emocional.
Una controversia importante concierne el mantenimiento o declinación de la inteligencia en la edad adulta tardía. La inteligencia fluida, la capacidad para resolver nuevos problemas, parece declinar; pero la inteligencia cristalizada, que está basada en el aprendizaje y la experiencia, tiende a mantenerse o incluso aumentar. El funcionamiento intelectual en la edad adulta tardía está marcado por influencias ambientales y culturales. Algunos aspectos de la inteligencia parecen aumentar con la edad, la mecánica de la inteligencia declina a menudo, pero la pragmática de la inteligencia (pensamiento práctico, conocimiento y habilidades especializados, y sabiduría) continúan creciendo. La vejez exitosa, involucra optimización selectiva con compensación (uso de capacidades especiales para compensar pérdidas).
Aunque la memoria sensorial, los aspectos de la memoria de corto plazo y la memoria de largo plazo parecen ser tan eficientes en los adultos de mayor edad como en las personas más jóvenes, la memoria de largo plazo para la información recién aprendida es con frecuencia menos eficiente, según parece a causa de problemas de codificación y recuperación. La capacidad para recordar sucesos distintivos, la memoria procedimental y la memoria para el conocimiento general, se mantienen bien. Si bien es cierto que el anciano ya no cuenta con la misma eficiencia que tuvo en su juventud, en relación a algunas habilidades cognitivas; en la actualidad es poseedor de un conocimiento pragmático, que se conoce como sabiduría, la cual ha sido acumulada como producto de su experiencia a lo largo de la vida. De esta manera, el adulto mayor posee un gran desarrollo de la comprensión por medio de la experiencia y la capacidad para aplicarlos a sus asuntos importantes.
Nadie que pueda renovarse sentirá la vejez. Solo es viejo, el que se siente viejo, el que ignora el poder renovado del espíritu humano. Una persona feliz es aquella que tiene muchos intereses no importa la edad cronológica que tenga. La vida no fue creada para dividirla en años meses y días. Los años deben dividirse en obras, logros y satisfacciones. La juventud y la vejez no existen si calculamos la vida por los deseos de vivir, de ser útil y de luchar por aquello que anhelamos.
La vida debe ser larga en años y completa en satisfacciones y logros. De nada vale llegar a los 90 años si los días transcurren vacíos de esperanzas, sumidos en la desolación, pensando solamente en fracasos, achaques, miseria y en inminente muerte.
La vejez es la etapa más linda del crecimiento humano. Durante esta etapa hemos podido disfrutar de todas las cosas bellas que Dios nos ha regalado. Podemos sentirnos contentos a agradecidos a la vida por haber llegado a esta etapa de la vejez, con mucho amor y cariño. No podemos ver solo a la vejez como una juventud perdida, sino con una juventud llena de ganancias y satisfacciones. Es mejor morir tratando, que vivir rendido.
La vejez es un estado en la vida y el envejecimiento un proceso que sucede a lo largo del ciclo vital. Tanto la vejez como el envejecimiento humano son objetos de conocimiento multidisciplinares en el sentido en el que el individuo humano es un entre bio-psico-social. Por esta razón, el individuo envejeciente o viejo es un sujeto de conocimiento psicológico.
A pesar de todos los deterioros físicos propios de la edad que pueden sufrir las personas mayores, muchos enfrentan esta etapa con una actitud positiva y juvenil, tienen una vida activa, rica en experiencias, en fin, muy satisfactoria. No parecen ni se sienten como seniles, pues su envejecimiento biológico es compensado con un estilo de vida que los hace mantenerse en excelentes condiciones hasta muy avanzada edad. La vejez no tiene por qué ser el punto más bajo del ciclo de vida ya que el envejecimiento satisfactorio es posible, siendo la sociedad quien debe descubrir los componentes de ella, reorganizando nuestros pensamientos y estructuras sociales.
La principal tarea de las personas mayores es la de comprender y aceptar su propia vida y utilizar su gran experiencia para hacer frente a los cambios personales o pérdidas. Las personas han de adaptarse a la disminución de la fortaleza y salud física, a la jubilación y adaptarse a su propia muerte. A medida que tratan con estos temas, sus motivaciones pueden variar. Una vejez plena de sentido es aquella en la que predomina una actitud contemplativa y reflexiva, reconciliándose con sus logros y fracasos y con sus defectos. Se debe lograr la aceptación de uno mismo y aprender a disfrutar de los placeres que esta etapa brinda. Entonces, recuerde: hay que prepararse activamente para envejecer, para poder enfrentar la muerte sin temor, como algo natural, como parte del ciclo vital. Ayudar a esas personas que están a nuestro alrededor respetándolos y siendo condescendientes con ellos.
Se puede resumir que el envejecimiento es un proceso enteramente normal, que se inicia en la concepción y termina en la muerte. Las personas mayores (en comparación con las más
jóvenes) tienen una amplia capacidad de aprendizaje. En resumen, existen funciones intelectuales que declinan en función de la edad y también existen otras que se mantienen a lo largo de la vida e, incluso, existen ciertas formas de juicio y comprensión que se incrementan en la vejez. La vejez es una etapa de la vida y el envejecimiento es un proceso que ocurre a lo largo de la vida. Como decía Ingmar Bergman: "Envejecer es como escalar una gran montaña; mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y
serena."
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