Salvador Tió: periodista y humorista: dos caminos, una vida

[Dra. Dadsy J. Torres Rivera]

Periodista y humorista: dos caminos, una vida
La máquina  de escribir ardía, y sus teclas incandescentes eran como brasas. El periodista, con el rostro serio y el ceño fruncido se enfrentó a ella. Al terminar, con un gesto decidido, arrancó la hoja recién escrita y leyó las palabras impresas en tinta negra: “Carcelero eres y te crees libre, cuestionando mi patriótica potestad”. Las letras, como llamas, cobraron vida y danzaron ante sus ojos. ¿Quién era el carcelero? ¿Quién era el verdadero dueño de la libertad? El periodista, con la certeza de su autoridad plasmó las verdades en papel y se aferró a la máquina cual náufrago a un  salvavidas en medio del océano.
En la penumbrosa habitación, la bombilla parpadeó y estalló, liberando un fuego voraz. De repente, se escuchó una carcajada… El humorista, con una sonrisa en sus labios, de la flama ardiente, emergió. Se reía con malicia, con la complicidad de quien entiende que, detrás de cada broma una gran verdad subyace. Solamente expresó una oración: “En un mundo repleto de ironías el humor, como una navaja 🗡️ afilada, es mi arma secreta”. Él no hablaba, él gritaba en sus jocosas frases la realidad de un pueblo empequeñecido por su magnánimo opresor.
El techo cayó a pedazos y el humo inundó la habitación. En ese momento, igual que los caminos, dos almas se fusionaron en un único ser y en una sola vida. El periodista, cautivo de la rigidez y solemnidad social, y el humorista, libre como las cenizas en el viento, revelando las incómodas verdades ignoradas de la realidad. Por un azar del destino, aquella hoja sobrevivió como evidencia tangible de un vigente cuestionamiento.  La perpetuidad de una idea en la semilla germinada de un hombre, que en realidad fueron dos.