Las dos cárceles

Tenemos dos tipos de cárceles: el Presidio y la Escuela. En la primera, se restringe a los presos en las celdas; en la segunda, se encarcela el conocimiento en la sala de clase. El encarcelamiento más terrible es el del conocimiento. Se clausura el conocimiento entre cuatro paredes, se engaveta en medios intransferibles: Disco duro, CD, Pendrive... (conocimiento como depósito) o se encierra (guarda) bajo llave en las Plataformas educativas. A puertas cerradas, estudiantes y maestro, sin nadie que les visite. En estas condiciones cualquier cosa puede ocurrir durante la hora y media de clase: discutir la lección de ciencias o reflexionar sobre los pensamientos de Bonifacio (sic).

Enclaustrados. El aula es la caverna

En una época de la humanidad, el claustro salvaguardó la cultura occidental. Pero en la nueva sociedad del conocimiento, el enclaustramiento paraliza la cultura. La metáfora mítica de la Caverna de Platón viene como anillo al dedo: aquellos maestros que se resisten salir de las cuatro paredes, encerrados en sí mismos y complacidos con las apariencias (sombras nada más) del inestable “mundo real”, permanecerán incomunicados con el mundo exterior resplandeciente, “mundo ideal”, mundo regado por ríos ricos en saberes.

Lo virtual es real

Ahora puedo entender el mito platónico (lo ideal es lo real) mucho mejor que nuestras generaciones antepasadas. El mundo ideal no es otra cosa que el “mundo virtual” o “Ciberespacio”. Aquél que se niegue dar el salto del mundo real al mundo virtual; aquel que se conforme con visitas de turista a ese mundo virtual, en lugar de construir (¿no queríamos constructivismo?) su casa (home page), habitar en dicho mundo y compartir lo que sabe, mucho o poco, seguirá en el aula cavernosa, entre cuatro paredes, desfasado, fuera de la realidad.

Aislados en la Sociedad del conocimiento

He oído, son meros rumores, que la Sociedad de las TIC pasó hace tiempo. Lo que sucedió en mi escuela fue que, en entre tantos estarcidos, proyectores opacos y verticales, maquinillas de escribir, laptops regaladas, transparencias y cartulinas, impresoras y fotocopiadoras, el paso de las TICs fue eclipsado. No me averguenzo decirlo, todavía no sé lo que quiere decir TIC, ni SC, ni I+D+i, y ya están anunciando por ahí que viene la Web 2.0 (ya vino hace muchos años, me apuntan), la Web 3.0, la Web semántica, y la WebOS con consignas estremecedoras.

Reconozco que fui injusto con mis estudiantes durante ese período de las complicadas TICs. Recuerdo que les prohibía imprimir trabajos hechos en computadora, penalizaba el Copy/Paste, desalentaba que las publicaran las presentaciones en slideshare.net, no les aceptaba las imágenes y las noticias bajadas de Internet… Mi intención no era otra que promover el desarrollo de las destrezas del lápiz, papel y tijeras.

Si analizamos bien, no hay diferencia entre Clausura del conocimiento y Censura del conocimiento. El resultado es el mismo: en ambos casos se impide el FLUJO y la circulación del conocimiento. Para salir del Paradigma del conocimiento encarcelado o Conocimiento como depósito y engancharse en el Paradigma del Conocimiento como flujo, se requieren tres cualidades básicas, propias de una sociedad globalizada y estandarizada digitalmente: Transparencia, Desinterés y Solidaridad.

¿Cómo derribar la puerta y las cuatro paredes para que nuestra sala de clase sea abierta y transparente?

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